Esto es lo que hizo Robert Himler, un afortunado propietario de una autentica aberración, un Lamborghini Gallardo modificado con doble turbo por cortesía de Underground Racing que logra la escalofriante cifra de 1250 caballos en el banco de potencia.
Robert invitó un día a su madre a que viese lo que era capaz de hacer el "monstruo" y para comprobar la reacción de su madre decidió instalar una cámara en el salpicadero. Para mejorar la escena cuando la señora ya esta bastante atemorizada Robert acelerará aun más obsequiándonos su madre con la frase: “Oh my God, Robert, no!!” (Oh, Dios mio, Robert, no!!)